El gobierno de derecha que asumió en Argentina el 10 de diciembre de 2023 ha implementado un ajuste brutal. En palabras del presidente ha sido el ajuste más importante de la historia. El mismo no recayó sobre “la casta política” como prometía su campaña electoral, sino sobre los sectores medios y bajos de la población, generando un deterioro en la calidad de vida y dificultando el acceso a los derechos básicos, especialmente para las mujeres y disidencias.
Resulta alarmante la magnitud del despojo a las trabajadoras, tanto formales como de la economía popular, como la rapidez con la que ha sucedido
Los aumentos de precios de alimentos, transporte y medicamentos han llevado a que el umbral de pobreza en Argentina en marzo de 2024 sea de $773.000 (USD 850).-, lo que representa un aumento al 56% de pobreza a nivel nacional, en tan solo 4 meses y un incremento interanual del 304%. Mientras tanto, el Salario Mínimo Vital y Móvil, que sirve de referencia para calcular salarios, cuotas alimentarias, jubilaciones y pensiones, entre otros, sigue en $ 202.000 (USD 225).-
El desprecio del presidente a cualquier conquista popular de la historia argentina quedó evidenciado cuando afirmó que “la justicia social es una aberración”. Su ensañamiento se dirige especialmente a las conquistas del movimiento feminista. En su discurso en Davos, dijo que el feminismo entorpeció el proceso económico de la Argentina. También consideró injusto que su propia madre perciba una jubilación porque fue ama de casa, y según textuales palabras “nunca trabajó”.
En este contexto político, el primero de mayo encuentra a las trabajadoras argentinas en una situación de crisis en caída libre y en presencia de una violencia discursiva, nunca antes vivida en democracia.
Hablamos con tres activistas sociales para comprender las estrategias con las que enfrentan esta arremetida.
Nazarena Vignolo Sahadi es abogada y ofrece consultoría jurídica gratuita en dos de los barrios más populares de la ciudad Córdoba. Destaca que una de las medidas que va al corazón de la organización comunitaria es el desmembramiento del Programa Potenciar Trabajo que otorga un monto de $ 78.000 (USD 87) a personas que desarrollan tareas de comedores, promoción de salud, asistencia a víctimas de violencia, talleres culturales para jóvenes, centros de cuidado infantil, documentación de mujeres migrantes, derechos sexuales y reproductivos, asistencia a adultos mayores, apoyo escolar, entre otros.
Este programa surgió originalmente con el nombre “Salario Social Complementario” porque el criterio de su creación era que todas las personas que realizan tareas de cuidado, o changas (como el cartoneo) ya son trabajadores y el estado “complementa” su trabajo en un 50% del salario mínimo vital y móvil, reconociendo la importancia que estas tareas significan a la comunidad. Hasta el año pasado, cada tres meses y a través de una junta se actualizaba el salario, este gobierno ha fijado su monto por decreto en una cantidad que es irrisoria en relación a la canasta básica, pero además incumple en mantener el monto de pago a las trabajadoras de la economía popular en un 50 % de dicho monto. No siendo suficiente este ajuste que lleva a las personas de territorios populares a la indigencia, el gobierno anunció que no van a otorgarse nuevos programas y además ha iniciado una persecución directa contra quienes “viajan” fuera del país, quitándoles el mismo, por considerar que malversan el uso de estos fondos, siendo este un golpe directo a las personas migrantes.
Nazarena cuenta que la falta de entrega de alimentos para los comedores hace que muchos de los espacios culturales, o de cuidado a las infancias y prevención de violencias, empiecen a desmantelarse, ya que sin el alimento la motivación de participación cambia.
Beatriz Silvera participa de una las Asambleas comunitarias de organización social “La Poderosa” en Barrio Yapeyú, un barrio donde “vivimos de a tres generaciones en un solo lote, porque no hay posibilidad de acceder a la tierra”
Al comedor donde Beatriz trabaja asisten unas 200 familias. “Estamos viviendo una situación tan angustiante que creo que no existe la palabra para nombrar tanta desolación… tanta crueldad. Nuestro comedor está registrado (un requisito para que el gobierno entregue los alimentos y haga un control una vez al mes). Veníamos renegando, pero los alimentos llegaban, ahora literalmente no los bajan más. Y te duele, porque nosotras no sólo cocinamos para la gente, sino que cocinamos para nuestras familias. Muchas lo hacen sin cobrar un peso, ningún plan, solamente por el plato con comida para su familia. Hemos reducido los días que damos de comer, entonces un día funciona el comedor y al otro día salimos a vender pan, pastelitos… para llenar la olla del día siguiente”.
El recorte alimentario llegó también a los centros de salud, donde dejaron de entregarles la caja de leche a les adultes mayores y les niñes que están en el PAICOR (Programa Alimentario de la Provincia de Córdoba). Lo tuvieron que hacer porque les mandan menos cantidad de cajas de leche.
Por otro lado, el aumento de los medicamentos (en los últimos 5 meses los medicamentos más usados aumentaron un 146%) y el achicamiento del Plan Remediar que entrega medicamentos esenciales directamente a los Centros de Atención Primaria de la Salud, están deteriorando rápidamente el sistema de salud pública. En algunos hospitales de la periferia ya no tienen gasas, por ejemplo, y en algunos centros de salud actualmente no hay médicos, solamente los están sosteniendo las enfermeras. “No hay profesionales que quieran ir a esos espacios porque la demanda es enorme y el pago poquísimo”.
“La idea de este gobierno es destruir los movimientos sociales” explica Beatriz. “Demonizándonos, diciendo que nosotras “gerenciamos la pobreza”, cuando es el estado el que debería ocuparse de la salud, la comida, la educación… y lo venimos haciendo nosotras sin cobrar un salario. Por eso, nosotras decimos que somos las de la triple jornada. Porque vengo al comedor a dar de comer, salgo y me voy a hacer una changa, a limpiar una casa ajena, y cuando salgo voy a mi casa a seguir trabajando. Nosotras no creemos eso de que lo hacemos por amor, lo hacemos con amor, pero tenemos que alimentarnos también… Detrás de todos estos discursos hay un plan de no reconocer que las tareas de cuidado son un trabajo… porque si lo reconocen lo tienen que pagar. Al Potenciar Trabajo se dice que lo van a transformar en otro que se va a llamar Volver al trabajo. ¡Si nosotras venimos trabajando hace años! Sin reconocimiento, pero trabajamos. Es una mentira para esa parte de la sociedad que compra ese discurso. Las que nos reconocemos como trabajadoras de la “economía popular” tenemos trabajos que nosotras nos hemos inventado para salir de la miseria de los barrios, ya sea cartoneando, tirando una manta para vender en la calle, armando cooperativas. Somos demonizadas y sin embargo hoy en día los trabajos que hacemos quienes estamos en la economía popular aportan muchísimo al PBI invisibilizado”
Resulta impactante la manera en que esta desprotección de las familias incide inmediatamente en el aumento de los consumos problemáticos.
Beatriz nos cuenta cómo “el consumo de drogas se incrementó y ha bajado la edad, ahora hay pibitos de 12 o 13 años consumiendo, y aumentaron los kioscos de venta. Quienes están al frente de esos lugares muchas veces son mujeres, con 4 o 5 pibes, que son jefas de hogar y venden para subsistir”.
La integración del narcotráfico en el barrio empieza a ser cada vez más una salida laboral.
Nazarena observa el mismo cambio de configuración en los barrios donde trabaja. La venta de droga y la violencia empezaron a tomar otra preponderancia. A su vez, su tarea como abogada, se trata en gran medida de acompañar a mujeres en situaciones de violencia de género o que van en búsqueda de ayuda para obtener una cuota alimentaria para sus hijes. Con el narcomenudeo, Nazarena cuenta que a diferencia de sus “clientas” los varones cuentan con abogados penalistas que trabajan en las redes del narcotráfico y que por lo tanto tienen una incidencia en la justicia diferente, dejando incluso libre a hombres que hicieron intentos de femicidios, en pocos días. Esto también profundiza las desigualdades de género y la vulnerabilidad para mujeres especialmente.
Dionisia Paredes es mujer migrante peruana. Lleva casi 30 años viviendo en Argentina, trabaja limpiando casas e integra el Sindicato de Personal de Casas de Familia.
Comenta que la crisis económica les impacta inmediatamente porque ellas son “trabajadoras de trabajadoras” y muchas de sus empleadoras se han quedado sin trabajo, porque fueron despedidos del estado, o tienen un comercio y les está yendo mal, entonces reducen la cantidad de jornadas de sus empleadas o directamente las despiden.
El sindicato vive de las cuotas sindicales que solamente pueden ser descontadas a quienes están en blanco. Pero debido a la alta tasa de irregularidad en esta rama laboral, las trabajadoras pagan una cuota voluntariamente para sostener el sindicato. Y ahora con la crisis “las compañeras no pueden pagar esa cuota, por eso apenas estamos llegando a cubrir los gastos de funcionamiento del sindicato”.
El aumento del 300% en el boleto de colectivo también les afecta sobremanera, porque al triplicarse el precio del boleto muchas empleadoras no lo quieren pagar.
Quienes son cuidadoras de personas mayores o chicos tienen congelado su sueldo en $200.000 (USD 222) por mes, y “las empleadoras les ofrecen seguir sin aumento o pagarles la mitad, pero muchas veces sus maridos o sus hijos son trabajadores de la construcción y eso se ha reducido muchísimo. Entonces lo que pasa es que las chicas terminan trabajando por monedas con tal de no perder ese ingreso”.
Dionisia además de trabajar durante la semana limpiando casas y en el sindicato ad honorem, los fines de semana vende comida o ropa en ferias. Cuenta que algunas de las afiliadas, las más jóvenes, trabajan cuidando autos los fines de semana además de limpiar casas. “Cada vez más gente trabaja los 7 días de la semana en diferentes trabajos, sólo para poder comer o pagar un alquiler”.
¿Cuánto tiempo pueden las redes comunitarias sostener la vida, la salud de las personas más vulnerables? ¿Cuál es el límite del pueblo?
Creemos que como en la pandemia, en que parecía que “nada estaba explotando”, hay un proceso de implosión, es decir de deterioro extremo de la calidad de vida, que se vive en el fuero íntimo, ya sea porque todavía se deposita esperanza en este gobierno o porque se cree que no somos los suficientes, quienes no lo votamos, como para poner esta discusión en el ámbito público.
Las marchas recientes del 24/3 por los derechos humanos y la del 23/4 por la educación pública, llevaron a millones de personas a la calle, constituyendo convocatorias de masividades nunca antes vistas y dejando claro que hay consensos innegociables en este país.
Ojalá este gobierno comprenda que un superávit fiscal no puede realizarse con la indigencia del pueblo. Ojalá escuche, se sensibilice, antes de que el hambre devenga en un estallido social.
Referencias
INSTITUTO NACIONAL DE ESTADISTICAS Y CENSOS https://www.indec.gob.ar/indec/web/Nivel3-Tema-4-43
SALARIO MINIMO VITAL Y MOVIL
https://www.argentina.gob.ar/trabajo/consejodelsalario
PLAN POTENCIAR TRABAJO
https://www.pagina12.com.ar/719846-siguen-las-suspensiones-en-el-potenciar-trabajo
CITA DE MILEI MI MADRE NO TRABAJO
https://infonews.com/milei-jubilacion-amas-de-casas.html
PLAN REMEDIAR
https://agenfor.com.ar/el-gobierno-de-milei-dejo-de-enviar-medicamentos-para-diabeticos-y-personas-con-problemas-cardiacos/
PBI (Producto Bruto Interno)
SINDICATO DE PERSONAL DE CASA DE FAMILIA
https://www.facebook.com/sinpecaf1118/?locale=es_LA