Las personas con discapacidad representan el 15% de la población mundial; es decir, mil millones de habitantes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Informe Mundial sobre Discapacidad. Es la población llamada minoritaria más grande del planeta que sobrevive en extrema desigualdad social, debido a la tasa de analfabetismo, desempleo y bajos ingresos, ya que el 80% de las personas que pasan por estas situaciones viven en países en desarrollo. Además, datos proporcionados por Naciones Unidas (ONU) revelan que el 46% de las personas de 60 años o más tienen alguna discapacidad, siendo que una de cada cinco mujeres de cualquier grupo de edad tiene discapacidad, y una de cada diez niñas también. En Brasil, según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el 23,9% de la población tiene discapacidad; son 45 millones de personas (25 millones de mujeres) que pueden haber nacido o adquirido condiciones de discapacidad. ¡Y estas cifras son mucho mayores después de dos años de pandemia!
La ONU trabaja desde 1992 (año en que se instituyó el 3 de diciembre como Día Internacional de las Personas con Discapacidad) y más activamente después de 2006 (año en que la Asamblea General de la ONU adoptó la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad) para la creación de un mundo accesible, sostenible y que respete los Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad. En total contramano de ese esfuerzo mundial, el gobierno federal brasileño (gobierno del presidente Jair Bolsonaro) tiene, desde 2018, un histórico de gigantescos y sucesivos decretos autoritarios, medidas segregacionistas, asistencialistas y retrógradas que casi acabaron con leyes y políticas públicas, ¡conquistadas hace más de tres décadas! Y otros derechos todavía están fuertemente amenazados por decretos inconstitucionales de exclusión escolar e intento de aniquilamiento de las reservas de plazas para personas con discapacidad en las empresas y en las universidades!
El daño no fue mayor solamente porque los movimientos sociales en lucha por los derechos de las personas con discapacidad se manifestaron y continúan resistiendo – valientemente y de forma activa – junto a los organismos de defensa de los derechos de las personas con discapacidad para avanzar en la consolidación de los derechos adquiridos. ¡No hay espacio para retrocesos! Por eso, que la Red Brasileña de Inclusión de la Persona con Discapacidad, compuesta por dieciocho entidades de la sociedad civil y/o colectivos vinculados a la defensa de la persona con discapacidad, lanzó en 2022 el documento: "Plan Inclusión - Vida Independiente, Inclusión en la Comunidad y Participación Política de las Personas con Discapacidad". Es un conjunto de propuestas para una vida digna y autónoma de las personas brasileñas con discapacidad, como: la evaluación biopsicosocial, la capacidad jurídica, la educación inclusiva, el mercado de trabajo, la vida independiente, la seguridad social, cultura y comunicación accesibles.
En Brasil es necesario el urgente cumplimiento efectivo de la legislación, en especial la Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad y la Ley Brasileña de Inclusión de la Persona con Discapacidad (LBI 13.146 de 2015). No queda la menor duda de que las personas con discapacidad en Brasil poseen una amplia legislación, la cual es, diariamente, incumplida. Luego, no es por falta de leyes que la mujer con discapacidad es maltratada, pisoteada. Y sí, por falta total de cumplimiento de la legislación vigente!
¡Los feminismos plurales no pueden excluir a las mujeres con discapacidad!
Deténgase a pensar: ¿dónde están las mujeres con discapacidad hoy en los países donde están ustedes? ¿Viven con autonomía dentro de sus capacidades? ¿Cuándo empezaron a hablar? ¿U otras personas todavía hablan por ellos? ¿Son escuchadas? ¿Se respetan sus derechos humanos? ¿Son protagonistas de sus historias? ¿Cuál es la primera imagen de una mujer discapacitada que se le viene a la cabeza incluso hoy? ¿Es aquella que es dependiente por completo física y emocionalmente de la familia o de las relaciones amorosas? ¿O aquella que puede elegir ser protagonista de su historia, teniendo una red de cuidado y políticas públicas inclusivas? La respuesta tal vez sea la de la imagen de la mujer con discapacidad 'frágil' e 'incapaz', ¿sabes por qué? ¡Porque la sociedad brasileña todavía es muy CAPACITISTA!
Desafortunadamente, para las mujeres con discapacidad brasileñas que frecuentan o quedan internadas en instituciones, ¡su lugar de habla aún no es escuchado! La abrumadora mayoría de ellas también están completamente excluidas de los feminismos plurales en el mundo. Son infantilizadas, vistas de forma asistencialista y capacitista, sin derecho a tomar decisiones sobre sus vidas y/o respeto a sus particularidades y necesidades de accesibilidad. Además, hay muchas en situación de pobreza, que no son escuchadas, viven atadas en sus camas y no logran denunciar a sus agresores físicos y sexuales, principalmente las mujeres con discapacidad que son negras, obesas, indígenas, bisexuales, lesbianas, queer y/o trans, pues son triplemente discriminadas.
El informe de la organización no gubernamental internacional Human Rights Watch titulado: "ellos se quedan hasta morir", realizado en Brasil entre 2016 y 2018, documenta una serie de abusos (incluídos abusos sexuales) contra niños y adultos con discapacidad en instituciones de acogida. Los abusos, violencias sexuales y violaciones desgraciadamente también son recurrentes dentro de estas instituciones. Y estas mujeres ni siquiera logran gritar, pues son silenciadas por los funcionarios y familiares. Y aunque consiguieron denunciar, la Ley Maria da Penha (documento contra los crímenes de feminicidio en Brasil) sólo incluyó a las mujeres con discapacidad 13 años después de su existencia, por medio de la Ley 13.836 de 2019. Un gigantesco retraso, que inviabilizó la posibilidad del aumento de denuncias, agravando aún más la situación de violencia contra personas con discapacidad en Brasil. Y además, las mujeres trans, LGBTQIAP+ y queer no fueron contempladas en esta ley. ¡Justamente las que más necesitan de protección contra los gigantescos casos de violencia y muerte de esta población!
¡Miren lo alarmantes que son las cifras de violencia! El Atlas de la Violencia 2018 desarrollado por el Instituto de Investigaciones Económicas Aplicadas (Ipea), indicó que de los 22.918 casos de violación constatados en Brasil en 2016, el 10,3% de las víctimas tenían alguna discapacidad. De ese total, el 31,1% tenía discapacidad intelectual y el 29,6% tenía trastorno mental. Otro dato impactante es que, entre los casos de violación colectiva, el 12,2% son contra víctimas que tienen algún tipo de discapacidad. Y de 649 personas con discapacidad mental violadas, 275 fueron violadas más de una vez.
¿Cuál es el lugar de habla de las mujeres con discapacidad en una sociedad capacitista?
Como periodista y escritora desde 1998, mi voz es una alerta para la sociedad sobre la realidad de las mujeres con discapacidad en Brasil. Mi lugar de habla es el de una mujer con discapacidad física, blanca, cisgénero, heterosexual, de clase media, con nivel educativo superior, en la capital de la ciudad de San Pablo. Puedo decir que he sido y sigo siendo privilegiada en varios aspectos. Sin embargo, en diversos momentos de la vida, fui silenciada por mí misma (por internalizar estigmas) y también por las otras personas por medio de los prejuicios y discriminaciones.
Yo vivencié diariamente el capacitismo, en una época en que ni existía en Brasil como concepto académico. Era una exclusión directa o velada. En la década de 2000, mi compañera de trabajo simplemente arrancó de mi escritorio una lista en la que estaba revisando las direcciones de las unidades (a las que necesitaba llamar y transmitir información) ¡y comenzó a rehacer todo! Ya había terminado el servicio y lo había revisado tres veces para ver si todo estaba bien. Solo la gerente del departamento tenía derecho a corregir algo; no una compañera de trabajo que estaba en el mismo rol que yo. ¡Ella simplemente dudaba de mi capacidad! Una completa falta de respeto y capacitismo, después de todo, yo ya era graduada en Comunicación Social, y había sido seleccionada para ocupar aquella vacante, justamente porque tenía condiciones técnicas y académicas para realizar aquellas actividades. Y de hecho, tendría la competencia y la calificación para ocupar otras funciones superiores a la de contestar el teléfono. Pero este es un tema para otro texto sobre devaluación profesional aliada al capacitismo.
Otra situación capacitista que pasé fue mucho más fuerte: cuando ya estaba trabajando como periodista en una pequeña editorial sufrí acoso moral al regresar de una gran cobertura periodística de un evento importante. Estaba bastante cansada y comencé a hablar con una colega sobre asuntos personales. Cuando comenté sobre las relaciones amorosas, otra profesional comenzó a reírse a carcajadas de mí. Incluso llegó a ponerme un objeto afilado en la cara e insinuar que yo deseaba ser 'amada'. Desafortunadamente, me quedé totalmente paralizada y no pude reaccionar.
Hoy soy consciente de que mi historia no difiere mucho de las historias de varias mujeres con discapacidad, ya sea de nacimiento o adquirida. Todas necesitaron "matar un león al día", precisamente para decir que no debería ser necesario "matar un león al día". Porque no eran ellas quienes estaban en el lugar equivocado. Nunca lo estuvieron, aunque sus familias, amigos y la sociedad en general apuntaran con el dedo siempre primero a sus diferencias, en vez de constatar su igualdad humana, respetando sus límites y alentando potencialidades, sin prejuzgar u oprimir sus plenas participaciones sociales.
Como la mayoría de las mujeres brasileñas con discapacidad, me tomó más de 30 años entender que nunca he estado fuera del lugar que siempre quise estar. El machismo y el sexismo arraigados en la sociedad, la discriminación y el prejuicio abiertos o velados en relación a mi condición de discapacidad, siempre estuvieron presentes en mi vida durante mucho tiempo. Lo más terrible es que no podía ver a cada uno como monstruos a combatir. Fui la mayor parte del tiempo engañada y dominada por estos factores, sin darme cuenta. Las lecturas y los estudios sobre el feminismo que he estado haciendo libremente como autodidacta, además de las sesiones de terapia, me están liberando y acercándome a un verdadero empoderamiento interno. ¡Espero poder seguir trabajando como periodista y escritora para amplificar las voces de las mujeres con discapacidad que no pueden ser escuchadas y pasan por situaciones de violencia a diario!
¿Cómo romper los ciclos de violencia contra las mujeres con discapacidad?
Para romper los ciclos de violencia contra las mujeres con discapacidad es necesaria la participación urgente, activa y eficiente en los movimientos feministas! Las mujeres con discapacidad tienen necesidades específicas y forman colectivos y movimientos sociales propios, como el colectivo Helen Keller @colectivohelenkeller, pero no pueden quedar separadas de las pautas de los demás movimientos feministas, como el de las mujeres negras, entre otros. Y para que esta unión suceda, los medios que abordan contenidos feministas necesitan incluir las cuestiones de las mujeres con discapacidad de forma transversal; por ejemplo, cuando se habla de racismo, no olvidar que existen mujeres negras con discapacidad.
También advierto que la participación de las mujeres con discapacidad solo será efectiva si todos los medios feministas respetan las leyes de accesibilidad digital y física. Después de todo, ¿cómo las mujeres con discapacidad auditiva y visual pueden participar en las discusiones sobre violencia dentro de los portales feministas si no acceden a los contenidos, por falta de intérprete de lenguaje de señas, subtítulos o audiodescripciones? ¿Y cómo las mujeres con discapacidades físicas pueden estar en las reuniones si los lugares solo tienen escaleras?
Por eso, también es gigantesca y urgente la necesidad de que todos los movimientos feministas escuchen, den acceso e incluyan a todas las mujeres con discapacidad ¡ahora! No podemos esperar ni un minuto más para que JUNTAS seamos más fuertes en la lucha contra el feminicidio, el machismo, la misoginia, la discriminación y el prejuicio de género. Después de todo, absolutamente todas las mujeres pueden adquirir una discapacidad en cualquier momento (debido a la violencia, los accidentes de tránsito y otras situaciones). Y para ustedes, personas sin discapacidades, para ser aliadas y aliados de los Feminismos de las Mujeres con Discapacidad, el Colectivo Helen Keller da los consejos:
Referencias:
Columna: "Ser mujer con discapacidad es luchar por mantener derechos":
https://azmina.com.br/colunas/ser-mulher-com-deficiencia-e-lutar-para-manter-direitos/
Red Brasileña de Inclusión de Personas con Discapacidad:
http://ampid.org.br/site2020/wp-content/uploads/2022/08/Plano-Inclus%C3%A3o-2022-Completo.pdf
Atlas de la violencia 2018:
https://www.ipea.gov.br/portal/index.php?option=com_content&view=article&id=33410&Itemid=432
Informe de Derechos Humanos Reloj: https://www.hrw.org/pt/report/2018/05/23/318010
Autor del artículo: Leandra Migotto Seguro es brasileña con discapacidad física nacida en 1977, poeta, escritora, editora y periodista. Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Anhembi Morumbi; es graduada en Cursos Libres de Periodismo Literario-Narrativas Biográficas y Jornadas del Héroe y de la Heroína por la Escuela EPL - Edvaldo Pereira Lima (San Pablo). Trabaja como activista en Derechos Humanos de las Personas con Discapacidad desde 1998; es Columnista en el portal sin Barreras y en el Observatorio Internacional sobre Sexualidad de las Personas con Discapacidad (Perú); Mediadora Cultural en el Museo Voces Diversas; y Profesora en el "Curso Diversidad-Aspectos de la Discapacidad en la Práctica" del Instituto de Psicología Sedes Sapientiae (SP). Ideó y coordina la "Colectiva Girasol – Protagonismo de las Escritoras con Discapacidad" editando biografías de mujeres con discapacidad por medio de la Colección Ventanas. Leandra fue Premiada por la Asociación Internacional para el Estudio de la Sexualidad, la Cultura y la Sociedad en Perú en 2007, por su proyecto: "Fantasías Caleidoscópicas”; y Premiada por la organización no gubernamental Sociedad para Todos en Colombia en 2003, por su crónica sobre Educación Inclusiva en el "Concurso de Periodismo y Comunicación". Contacto: @leandracaleidoscopica. Portfolio: https://www.linkedin.com/in/leandra-migotto-certeza.