Cada año, el equipo de Apoyos de Respuesta Rápida organiza un encuentro de sistematización de experiencias, alrededor de un tema identificado como tendencia en América Latina. Construimos un espacio seguro con defensoras y activistas, para escucharnos, apapacharnos y fortalecernos colectivamente, ampliando e innovando nuestras estrategias para responder a los desafíos de la Región.
Este año, nuestro interés era compartir con mujeres que hemos apoyado a través de los ARRs en sus procesos de reubicación, tanto temporales, como permanentes, dentro o fuera de sus propios países, solas o con sus familias. Queríamos identificar de manera colectiva las implicaciones que tienen las reubicaciones en la vida de las defensoras y activistas, y reflexionar sobre cómo poner el cuidado en el centro de estos procesos que nos mueven tanto de lugar físico, como emocionalmente.
El evento tuvo lugar en la ciudad de Lima-Perú, del 5 al 7 de agosto, estuvimos reunidas junto a 15 defensoras de la región que han vivido procesos de reubicación, o cuya organización ha acompañado a otras mujeres en estas experiencias. Fueron tres días de diálogos sobre las prácticas que alimentan el cuidado de las defensoras, estrategias de seguridad y protección en estos procesos, y los aprendizajes que estas experiencias les ha dejado. La pregunta central que nos hicimos fue ¿Cómo podemos hacer para que estas experiencias de reubicación sean lo más cuidadosas posibles?
Algunas compañeras compartieron que esa era la primera vez que encontraban un espacio seguro para poder hablar sobre sus sentires con otras mujeres, que también habían vivido una experiencia de reubicación en sus propios cuerpos, reconociendo coincidencias y encontrándose en la otra.
“Nunca hablamos de nuestra reubicación ni cuáles fueron los efectos que eso causó en nuestra vida. No había conocido a nadie con quien pudiera hablar de la manera como lo hicimos estos días. Siento que puedo continuar esto que apenas comenzó”
Las experiencias y emociones compartidas, tocaron y llegaron profundo a los corazones de todo el equipo del FAU, presente en el evento. Agradecemos la confianza de todas y seguiremos acompañando a la diversidad de mujeres de la región y a sus organizaciones, entendiendo que “acompañar es un proceso consciente, crítico, político y sororo. No es un modelo, es una perspectiva para el cuido de la vida”, como ponía una participante que también acompaña.