La Semilla- la madre- la aventurera

31 Mayo 2019

Eleanor Douglas nació en Winnipeg, una fría y pequeña ciudad al oeste de Canadá. A sus 21 años decidió emprender un viaje por tierra en búsqueda de los misterios de América Latina. Sin mucho dinero y de aventón en aventón, llegó a Panamá por tierra y luego en barco hasta Colombia.

Eleanor nunca imaginó que esta parada trajera un cambio definitivo en su vida: en lugar de unos pocos meses, permaneció por más de 40 años en Bogotá. Inició siendo profesora de inglés, y cuando se suponía que su estancia en Colombia estaba por terminar, se dio cuenta que tenía el alma entregada a este país. Se enamoró del ambiente de revolución y poder colectivo de lxs estudiantes en los años 70, vivió como suyas las luchas por la justicia del pueblo colombiano y se sumó al grupo de aquellos que habían decidido que cambiarían el mundo.

En estos movimientos, descubrió su pasión por la defensa de los derechos humanos y especialmente por los derechos de las mujeres, así como su habilidad de construir vínculos profundos con mujeres poderosas de varios países de la Región, para luchar contra el patriarcado y aportar a la paz.

Trabajó por los derechos de todas y viajó a muchos países para llevar las voces del sur, a espacios en los que antes no tenían cabida. Estas experiencias la llevaron a ser parte de la Junta Directiva del Fondo de Acción Urgente UAF-WHR (por sus siglas en inglés) con sede principal en los Estados Unidos. Y un día, conspirando con sus amigas y colegas del UAF para cambiar el mundo, al calor de una taza de café, surgió la idea de traer este modelo único de financiación a América Latina, continente en el que Eleanor tenía su corazón. Pues ella, siempre había animado las discusiones en torno a tener Fondos de Acción Urgente más cercanos a los contextos regionales.

En el año 2009, Bogotá, Colombia, se constituyó como la sede del Fondo de Acción Urgente para América Latina y el Caribe FAU-AL, después del proceso de regionalización del FAU-Africa en 2003. El FAU-AL fue el primer fondo en la región que, además de los Apoyos de Respuesta Rápida, tuvo la iniciativa de construir, junto con las defensoras, reflexiones y prácticas alrededor del CUIDADO. Como nos cuenta Eleanor, al principio no fue fácil, era un equipo operativo pequeño encargado de establecer todas las bases jurídicas y la infraestructura bancaria. Sin embargo la voluntad política de estas mujeres y el liderazgo de Eleanor hizo que el FAU-AL fuera una realidad.

La primera Junta Directiva, reflejó también el espíritu viajero y revolucionario de Eleanor, pues desde su creación fueron convocadas mujeres de varios países y distintas orillas de pensamiento y experiencias. Ellas, jóvenes, negras, lesbianas, de la ciudad y del campo, indígenas y mestizas latinoamericanas, también respaldaron desde la Junta Directiva la propuesta de un Fondo que hablaba sobre el cuidado, y ayudaron a enraizar estas reflexiones en nuestro continente. Por ejemplo, fueron usados términos propios para referirnos al agotamiento de las activistas y a sus estrategias de cuidado colectivo, haciendo del lenguaje una herramienta política; empezaron a circular llamados al Activismo Sostenible en varios países de la Región y fueron revisadas las prácticas del poder en cada encuentro que el FAU-AL convocaba.

Eleanor también puso esto en práctica para sí misma. Desde el momento en que asumió la Dirección del Fondo, dejó claro a su equipo que sólo estaría allí por tres años mientras se consolidaron los cimientos, y en el año 2012 cerró su periodo y pasó con alegría la antorcha a una lideresa ecuatoriana. Pero esta es otra historia…

Eleanor “la mona”, como algunas personas la conocen, continúa a sus 75 años con la misma sonrisa cálida cuando conversa sobre la esperanza. Esta mujer canadiense de corazón colombiano, desde cualquier lugar que ocupa se sigue encargando de hacer revoluciones cotidianas a favor de los derechos humanos de las mujeres. Por eso hoy honramos su vida, su semilla, su recorrido y reflexiones, pues hicieron posible un Fondo, que tiene ya 10 años.

¡¡¡Gracias Mara Parra por la ilustración!!!


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