El tres de mayo es el Día Mundial de la libertad de prensa. ¿Cómo hablar de libertad si periodistas con discapacidad visual o auditiva, por ejemplo, no tienen sus derechos de accesibilidad comunicacional garantizados, como el audio descripción y la lengua de señas en los propios ambientes de trabajo? ¿Cómo hablar de libertad de prensa si periodistas con discapacidad física no pueden realizar informes de campo en las calles de las ciudades porque estas son completamente inaccesibles para quienes usan sillas de ruedas o muletas?
¿Y cómo hablar de libertad de prensa si el capacitismo (prejuicio contra las personas con discapacidad) está presente en todos los medios impresos, televisivos, radiofónicos y en las plataformas digitales? ¿O si las políticas afirmativas de inserción de profesionales con discapacidad en las empresas de comunicación no se cumplen? ¿O si las propias empresas de comunicación brasileñas no cumplen las legislaciones que garanticen la accesibilidad en sus programaciones de TV o periódicos virtuales, por medio de subtítulos, audio descripción y sitios compatibles con lectores de pantallas para personas ciegas?
¿Cómo hablar de libertad de prensa en Brasil, si el lema del movimiento social y político de las personas con discapacidad, conocido como "nada sobre nosotros sin nosotros”, aún no es una realidad, ya que periodistas con discapacidad no tienen acceso al mercado de trabajo y todavía reciben un trato condescendiente, asistencialista, estigmatizado, y prejuicioso?
A pesar de las poquísimas participaciones de periodistas con discapacidad en los medios brasileños, todavía hay una necesidad constante de lucha por la igualdad de oportunidades, y la garantía de representatividad y lugar de habla. Desafortunadamente, la situación no es diferente a la del comienzo de mi carrera. Recuerdo que cuando comenté con amigues y familiares que soñaba desde la niñez con ser periodista, aparecer en la televisión y viajar por el mundo para conocer gente y lugares, no fui incentivada a seguir mis planes. Todo lo que me decían (y yo creía) era que tenía que trabajar sentada, detrás de un escritorio, porque sería más fácil, debido a mi dificultad para caminar y mi apariencia. Además, cuando me gradué en Comunicación Social en 1998, las oportunidades de conseguir empleo en redacciones de periódicos o revistas eran mínimas, debido a la discriminación, la falta de conocimiento de que existían periodistas con discapacidad calificades y, principalmente, debido a las necesidades de accesibilidad a los lugares y medios de transporte. Entonces, uno de los caminos que encontré para comenzar mi carrera fue escribir para revistas y sitios segmentados sobre asuntos de personas con discapacidad, sus familiares, y algunas pocas ONG y/o empresas que iniciaban (muy tímidamente), proyectos de responsabilidad social. ¡Sin embargo, incluso dentro de estas redacciones encontré mucha discriminación!
El asombro, la desconfianza y principalmente, el recelo de confirmar mi participación en eventos del área social, estuvieron siempre presentes durante toda mi carrera hasta hoy y en el 99% de los lugares por donde pasé. Cuando yo iba a realizar una cobertura de un evento, por ejemplo, realizaba un registro previo en las oficinas de prensa sin avisar que tenía una discapacidad física. Lo hacía a propósito porque quería ver la reacción de la gente al encontrar a una periodista en mi condición: con 96 cm de alto, usando un par de muletas o silla de ruedas (dependiendo de la extensión del lugar donde iría). Tan pronto como yo llegaba a los auditorios muchas de las personas decían: "¿dónde está la periodista que dijo que vendría?” Cuando yo respondía que era la periodista, varias personas se mostraban muy sorprendidas y se quedaban mirando a su alrededor para encontrar a la supuesta periodista (alta y sin discapacidad) con quien había conversado antes por teléfono.
En mi época era muy difícil demostrar competencia, y en cuanto a las personas con discapacidad que trabajan como periodistas hoy en día, considero importante reforzar que gran parte de los medios todavía se aferra a estándares estéticos de una belleza plástica incompatible con la realidad. Por otra parte, esto no ocurre sólo con la discapacidad, pues hoy vemos poca participación de periodistas negres, orientales, de etnias diversas, o con cualquier otra característica que evidencie las diferencias entre los seres humanos, ocupando espacios destacados, ejerciendo función de presentadores, y/o mostrando sus rostros y cuerpos. ¡Hasta hace muy poco, muchas emisoras de televisión tampoco contrataban personas que usaran gafas o tuviesen el cabello crespo! Creo que el primer obstáculo de la inserción de periodistas con discapacidad en el mercado de trabajo es el propio empleador que aún no cree en el potencial de les periodistas con discapacidad; y las empresas de comunicación que alegan no estar en condiciones de invertir en obras para garantizar accesibilidad, y no cumplen con las legislaciones vigentes.
Según la Organización Mundial de la Salud, el 15% de la población mundial, o mil millones de personas, tiene alguna condición de discapacidad. Son 45 millones de personas, el 23,9% de la población brasileña. No hay cifras oficiales sobre la cantidad de profesionales de medios con discapacidad que trabajan en Brasil, lo que se constata todavía es la poquísima visibilidad de quienes consiguieron destrabar con esfuerzo, determinación, sufrimiento, humillación y coraje un mercado aún tan hostil y prejuicioso. No debería ser así, después de todo, nadie está en el mundo para sufrir simplemente por existir y conseguir vivir con seguridad, comodidad y autonomía, siendo respetade en la medida de sus diferencias y con total acceso a los recursos necesarios para garantizar su plena actuación profesional!
Rindo mi más sincero y conmovedor homenaje a las profesionales de la comunicación que recorrieron un arduo camino antes de mi trayectoria. Destaco aquí solo algunas como: Samara Andresa del Monte, periodista con discapacidad física (parálisis cerebral) ideadora de una de las primeras revistas impresas dirigidas a temas de inclusión en 2000; Kátia Fonseca, periodista con discapacidad física (enanismo) que inició su carrera en 1990 en un periódico local en la costa de San Pablo y abrió caminos; y a Ana Beatriz Pierre Paiva, primera joven con Síndrome de Down que entrevisté cuando comencé mi carrera. Bia fue presentadora y reportera de un programa de televisión online y escribió un libro junto con otres colegas con discapacidad intelectual. El libro tiene un título interesante y necesario para crear conciencia a quienes aún no creen en el potencial de les profesionales con discapacidad en el mundo: "cambia tu hablar que yo cambio mi oír". Yo agrego: "cambia también tu pensar y actuar para garantizar la completa inclusión de profesionales con discapacidad en la prensa que yo - como periodista con discapacidad - cambio mi crítica a los medios capacitistas!”.
Referencias:
Periodista analiza cómo las personas con discapacidad son retratadas por los medios (video en portugués):
https://www.youtube.com/watch?v=jCjp0Dik7Rw&t=3s
Representatividad de las personas con discapacidad en los medios de comunicación (vídeo en portugues):
https://www.youtube.com/watch?v=kka0uevgHx8
Periodistas con discapacidad comparten sus historias (reportaje en inglés, español, francés, portugués):
https://ijnet.org/pt-br/story/jornalistas-com-defici%C3%AAncia-compartilham-suas-hist%C3%B3rias
Periodistas con discapacidad rompen paradigmas en las redacciones latinoamericanas (reportaje en inglés, español, francés, portugués):
https://latamjournalismreview.org/pt-br/articles/jornalistas-com-deficiencia-quebram-paradigmas-nas-redacoes-latino-americanas-mas-ainda-existem-barreiras-para-que-exercam-o-jornalismo/
Autora del artículo: Leandra Migotto. Certeza es una brasileña con discapacidad física nacida en 1977. Es poetisa, escritora, editora, periodista, y Licenciada en Comunicación Social por la Universidad Anhembi Morumbi. Se graduó en los Cursos Libres de Periodismo Literario-Narrativas Biográficas y Narrativas de Héroes y Heroínas de la Escuela EPL-Edvaldo Pereira Lima (Universidad de San Pablo). Se desempeña como activista por los derechos humanos de las personas con discapacidad desde 1998; es columnista para el Observatorio Internacional de la Sexualidad de las Personas con Discapacidad (Perú); y profesora del curso "Diversidad: Aspectos de la Discapacidad en la Práctica" del Instituto de Psicología Sedes Sapientiae (SP). También coordina la "Colectiva Girasol-Protagonismo de Escritores con Discapacidad", editando biografías de mujeres con discapacidad a través de la Colección Ventanas. Leandra fue galardonada por la Asociación Internacional para el Estudio de la Sexualidad, la Cultura y la Sociedad en Perú en 2007, por su proyecto: "Fantasías Caleidoscópicas"; y premiada por la organización no gubernamental Sociedad para Todos en Colombia en 2003, por su crónica sobre Educación Inclusiva en el "Concurso de Periodismo y Comunicación". Su más reciente publicación fue el artículo: "Los feminismos plurales no pueden excluir a las mujeres con discapacidad" en la Revista Organicom de la Escuela de Comunicaciones y Artes de la Universidad de San Pablo en 2023. Perfil profesional: https://www.linkedin.com/in/leandra-migotto-certeza-00a12141/