Del 21 al 25 de enero acompañamos la Misión de Solidaridad Feminista “El Abrazo”, a cargo de la Iniciativa Mesoamericana de Defensoras de Derechos Humanos y la Red Nacional de Defensoras de Honduras con el fin de ACUERPAR sus resistencias. 52 mujeres activistas de 13 países, nos unimos para poner en el centro de esta misión el CUIDADO, la espiritualidad y el compromiso político, con las diversas iniciativas de mujeres y feministas, que hacen frente al avance de los fundamentalismos políticos y religiosos.
Las políticas represivas del Estado hondureño, el acaparamiento de la tierra en manos de unos pocos, las persecuciones, criminalización, represión, violencia de las fuerzas militares, y las amenazas constantes de las empresas que pretenden acabar con los bienes comunes; son algunas de las realidades con las cuales nos encontramos en esta visita.
Estuvimos en seis municipios del país, donde las empresas extractivistas en alianzas con el Gobierno, han puesto en riesgo los territorios y bienes comunes, instaurado mecanismos violentos para cerrar los espacios de participación y decisión de las organizaciones de mujeres defensoras. Según la organización 1Front Line Defenders, Honduras es uno de los países más peligrosos de América Latina para lxs defensorxs de derechos humanos, principalmente para las personas que defienden el derecho a la tierra.
En medio del actual contexto político, las defensoras siguen estando juntas, defiendo la naturaleza, sus cuerpos y sus vidas, con el temor latente de ser asesinadas o tener que salir huyendo como lo han hecho muchas, durante las últimas tres caravanas migrantes. Además, resistiendo a las violencias existentes en algunas organizaciones mixtas, por cuestionar liderazgos que han pertenecido históricamente a los hombres. En otras palabras, ellas no sólo se enfrentan a las violencias propias del modelo extractivista, del capitalismo y el racismo, sino también a la violencia estructural del patriarcado, que atraviesa todos sus espacios.
Durante el recorrido varias defensoras nos compartieron alternativas creativas, espirituales y rebeldes para defender sus cuerpos-territorios. Por ejemplo, en la comunidad Garífuna en el municipio de Tocoa, la espiritualidad es la mejor forma de protección para ellas, la ancestralidad está presente en el centro de sus luchas, es la fuerza de sus ancestras la que las impulsa a la defensa de la madre tierra y de la vida.
Conversamos con algunas mujeres garífunas, guardianas y protectoras de los derechos colectivos, e integrantes de OFRANEH (Organización Fraternal Negra Hondureña), que desde el año 1978 están comprometidas con el trabajo por los derechos culturales y territoriales, pese a estar perseguidas por el actual gobierno de Jorge Hernández.
“Ofraneh es la organización defensora de los derechos del pueblo garífuna, y también del pueblo indígena. “Ofra” tiene programas que trabajan con la mujer, tenemos la Asociación de Mujeres también. Trabajamos con jóvenes, defendemos los derechos de las personas LGBTI. Ofraneh se enfrenta al patriarcado que tenemos, al Estado que no le conviene que la Ofraneh exista, porque es la que pelea por el derecho del pueblo garífuna” Aurelia Arzu sub coordinadora de OFRANEH
También está presente la fuerza de aquellas mujeres asesinadas por exigir una vida digna y libre de violencias en sus territorios, como Berta Cáceres quien dejó sembrado su legado en muchas mujeres del país. Juana Esquivel, directora de la Fundación San Alonso Rodríguez y quien ha sido víctima de campañas de desprestigio por su labor como defensora de derechos humanos, asegura que:
“Sentimos y compartimos el coraje de muchas compañeras, de las que ayer defendieron y de las que hoy resisten. Así defendemos nuestros cuerpos, territorios, ríos y montañas; sin perder la alegría y el amor por la vida, que es la mayor revolución ante este sistema patriarcal, machista y capitalista. Mucha de la fuerza que me mantiene en la lucha, viene de la resistencia y el coraje de mis compas, ellas son mi voz y yo la suya, donde quiera que vayamos”.
El territorio hondureño tiene paisajes llenos de ríos maravillosos y verdes montañas, que han sido víctimas del saqueo y la violencia de un modelo capitalista y extractivista, voraz. Fuimos testigas de la represión y vigilancia que tienen que vivir las mujeres en sus territorios por parte de las fuerzas militares, que custodian algunas zonas en concesiones de explotación. Por ejemplo, cuando visitamos el río Guapinol, que es una fuente principal de agua en la zona, 15 hombres de las fuerzas militares estuvieron intimidándonos con su presencia durante aproximadamente dos horas, interfiriendo con la tranquilidad de la actividad preparada por las mujeres de esta comunidad. Esta fuente hídrica, está en riesgo de desaparición, junto a otros ríos del departamento de Colón, debido a la explotación minera de la empresa Inversiones Los Pinares.
“Defender el agua y los bienes comunes es defender la vida de todos y todas” Gritaron al unísono las mujeres frente al río Guapinol.
El miedo está presente, se siente en cada lugar, pero no es más grande que la fuerza que tienen las mujeres hondureñas, para afrontar este panorama de vigilancia y violencia sistemática en contra de defensores, activistas y organizaciones de derechos humanos. Esta visita hizo florecer aún más la rebeldía de las mujeres, quienes nos reafirmaron que el estar juntas las fortalece, que la defensa de los bienes comunes nos mantiene unidas y, sobre todo, que seguirán alzando sus voces por una vida digna y justa, por un mundo sin explotación de sus cuerpos-territorios.
Al finalizar la Misión, las organizaciones participantes reiteramos nuestro compromiso con la situación que viven las mujeres hondureñas, ABRAZANDO cada una de sus resistencias, uniéndonos a la fuerza de sus voces para hablar al mundo sobre estas situaciones que han sido invisibilizadas, exigiendo al estado de Honduras el cese de las violencias sistemáticas hacia las defensoras, sus comunidades y sus territorios.