Voces jóvenes y feministas en Nicaragua: Narrando la crisis desde quienes RESISTEN en las calles

05 Diciembre 2018

Nicaragua lleva casi ocho meses en crisis política, económica y social. La forma despótica con la que Daniel Ortega, y su esposa y vicepresidenta Rosario Murillo, gobiernan el país hace once años, ha devenido en un pueblo harto de tanta represión, muertes e impunidad.
A Daniel Ortega las feministas desde el principio lo tenían en la mira, por abusar sexualmente de su hijastra Zoilamérica Narváez. Han denunciado que su gobierno es misógino y que atenta contra la vida, hace muchos años. Hoy, las mujeres y el movimiento feminista, son quienes siguen sosteniendo desde distintos frentes, las resistencias sociales en contra de los atropellos del estado nicaragüense.
“Con Daniel Ortega siempre hubo una disputa por la calle”, dice Dolly Mora en esta entrevista, dando cuenta del carácter represor que caracteriza a este gobierno. Dolly es una joven feminista que integra la Agrupación de Mujeres Trans y Culturales y la Articulación Nacional Feminista, que conglomera a la gran colectividad de feminismos que existen en el país. Y en la coyuntura de esta lucha, también hace parte de la Alianza Universitaria Nicaragüense. Cómo se vive la crisis en el país, cómo se construye la resistencia, y qué lecciones tienen para compartir con el resto del continente, son algunos de los temas que se desentrañan en esta conversación con Dolly...

¿Cómo ha sido la evolución de esta crisis?

El 18 de abril fue el estallido de las protestas en las que el Gobierno empezó a reprimir; y ya luego de eso no paró. Las principales universidades del país estuvieron tomadas, luego empezó las dinámicas de los tranques [retenes de piedras, troncos y adoquines para impedir el paso de vehículos] en Managua y en otros departamentos. A la par se creó la Mesa de Diálogo Nacional [compuesta por el Gobierno, y estudiantes, sector privado, sociedad civil, y con la Iglesia como mediadora], en la que el Gobierno no ha mostrado voluntad política para darle una salida negociada a la crisis. Lo que más quiere la gente es la salida de Daniel Ortega. No pueden seguir en el mandato cuando tienen a cuestas más de 500 muertos; 552 presos políticos, la mayoría jóvenes universitarios, chavalxs campesinos y de los barrios. Evidentemente tiene una connotación de clase, cuando ellos se reivindican como un gobierno socialista y cristiano, como un gobierno para los pobres. Pero es a lxs pobres a los que han matado, a los que tienen presos, a los que siguen persiguiendo; porque hay una política de persecución de parte de la Policía Nacional contra todos los actores, y en particular contra lxs chavalxs/ jóvenes pobres de los barrios.

¿Cómo fue el proceso pre-crisis? ¿Hubo algo que les advirtió lo que venía?

El gobierno de Daniel Ortega tenía la característica de que cuando un grupo organizado de la sociedad civil convocaba una actividad pública, ellos convocaban una contra actividad. Si había una marcha, ellos convocaban una contra marcha. También hubo un tiempo que algunos partidos de la oposición hacían los 'miércoles de protesta', y ahí hubo picos de violencia y de enfrentamiento entre la gente del gobierno y la fuerza opositora. Las feministas siempre dijimos que cuando marchamos los ocho de marzo, por ejemplo, nos ponían un cordón de mujeres policías antimotines, que son las fuerzas especiales, para que no pudiéramos marchar. Ya existía un irrespeto a la libre movilización y a la protesta que están constitucionalmente reconocidas en el país. Con Daniel Ortega siempre hubo una disputa por la calle.

Todo esto inicia cuando lxs jóvenes empezamos a salir a la calle a hacer plantones y piquetes por la falta de respuesta del gobierno ante la quema descontrolada de la reserva biológica Indio Maíz. Luego, se suma mucha más gente en la calle cuando salimos a protestar por la reforma que hace el gobierno al Instituto Nicaraguense de Seguridad Social (INSS). Ya el 18 de abril cuando salimos a protestar por lo del INSS estalla todo. Estamos un grupo de jóvenes en Camino Oriente protestando y llegan las turbas del Frente Sandinista a golpearnos y agredirnos con palos; le robaron cámaras a periodistas; hubo agresiones a chavalxs y periodistas. Ese día, cuando la represión empezó con fuerza, Daniel Ortega perdió el coste político y no le importó mandar a agredir a jóvenes. Ese mismo día agreden a la Universidad Centroamericana y el 19 de abril amanecen todas las universidades insurreccionadas: la UNAN [Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua] la UNI [Universidad Nacional de Ingeniería], la Universidad Nacional Agraria, la Universidad Politécnica de Nicaragua. Todas las universidades en paro y protestando. Ante éstas protestas pacíficas, el gobierno manda a las fuerzas policiales antimotines a disparar gases lacrimógenos y balas de goma, así se fue intensificando la represión hasta matar a lxs chavalxs de forma directa con armas de calibre militar; en este punto los organismos de Derechos Humanos internacionales, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y Amnistía Internacional, iniciaron a evidenciar las represiones y asesinatos en sus informes.

Entiendo que la oposición no existe en Nicaragua, entonces ¿Quién(es) lidera(n) la resistencia?

Es el pueblo. La insurrección que nace en las calles viene de la fuerza de las universidades pero que trasciende al pueblo. Lxs chavalxs no salimos a la calle por una agenda universitaria, salimos por una agenda nacional. Al ver que agreden a lxs jóvenes universitarixs, el pueblo empieza a “acuerparles”. Luego de los primeros tres días y más de veinte muertos, la gente denuncia que Daniel Ortega ya no puede seguir en el Gobierno y el clamor popular comienza a pedir su renuncia. Cuando se conforma la Mesa de Diálogo Nacional la principal agenda es el cese a la represión y entablar una salida negociada de Daniel Ortega. Pero el cierre de los espacios es muy delicado, pues los partidos opositores históricamente a la revolución social (conservadurismos), se han unido a este gobierno del Frente Sandinista de “Liberación” Nacional, para reprimir todas las manifestaciones.

Dices que los pobres son los más afectados en la represión, y ¿qué pasa con las mujeres?

Sí, tiene tonos distintos. La violencia contra las chavalas en este contexto es distinta y más profunda, porque al estar en esta trinchera no sólo te ves expuesta a la violencia física del Estado y policías, sino también a sus amenazas de violencia sexual. Muchas de las mujeres que son presas políticas o que estuvieron en el Chipote, esta cárcel de tortura que tiene la policía, denuncian violencia sexual y tortura psicológica por las amenazas contra tu cuerpo. A los hombres los matan en la batalla, y a una mujer también la pueden matar en los enfrentamientos; ahora, cuando capturan a un chavalo lo torturan, pero a una chavala lo primero que le dicen es que la van a violar. Sin embargo, las mujeres han estado en todas las formas de resistencia: en las tomas, en los medios de comunicación, en el diálogo, en los cuerpos médicos, en la calle, en la misma 'Unidad Nacional Azul y Blanco' que se acaba de conformar, y en la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. Las mujeres están en absolutamente todos los espacios de resistencia social, participando activamente en esta crisis.

Y el feminismo siempre denunció a Daniel Ortega como abusador sexual por el caso de Zoilamérica Narváez; siempre denunciamos que su gobierno es misógino y machista, y que antenta contra la vida en general. Venimos por ejemplo, denunciando históricamente asesinatos masivos de gente campesina que se resiste a los mega-proyectos sobre sus territorios. Hay casos documentados y están las denuncias públicas.

¿Por qué un gobierno misógino?

Desde que Ortega empezó su campaña en el 2006, la mayor expresión de violencia contra las mujeres fue la derogación del artículo 165 del Código Penal que permitía la figura del aborto terapéutico, la cual estuvo más de 100 años en la legislatura nicaragüense. Las mujeres desde nuestras agendas no veíamos venir nada bueno del gobierno de Daniel Ortega. Penalizando el aborto terapéutico condena a las mujeres pobres que no tienen acceso a este derecho; porque el aborto sigue, es parte de nuestra realidad como mujeres, pero quienes pueden acceder son las que tienen mayores recursos. Una mujer en el campo cursando un embarazo con el feto con problemas de malformación congénita es muy difícil que venga a la ciudad a hacer un proceso clandestino. Y con su retórica veíamos venir la violencia. Además, con los programas asistencialistas se ganó a la población pobre porque les resolvía lo inmediato pero no había políticas públicas que ayudaran a la gente a salir de la pobreza de verdad.

¿Qué características tiene la resistencia feminista en esta lucha?

Las mujeres hemos sostenido nuestra agenda haciendo una gran campaña 'No hay revolución sin la participación de las mujeres' es una consigna que trasladamos de la década del 80' a la actualidad porque necesitamos visibilizar nuestra participación en todos los espacios. Por ejemplo, es destacable el trabajo de Las Malcriadas en Facebook donde estamos visibilizando a cada una de las mujeres que han sido secuestradas, desaparecidas y presas políticas. También los reportes de violencia específicamente hacia mujeres: desde el movimiento feminista se han hecho plantones fuera de la cárcel La Esperanza que es donde están las mujeres presas. La mayoría de las presas son muy jóvenes, de 18, 20, 25 años; y la mayoría universitarias. También hay una señora mayor con cáncer que está en condiciones inhumanas. Por ejemplo, en la Unidad Azul y Blanca, hacemos presencia como movimiento feminista, pues no vamos a permitir que en medio de un proceso histórico como este, seamos excluidas de los espacios más importantes de toma de decisión. Y andamos con nuestros pañuelitos morados todo el tiempo, en todos los espacios, somos muchxs. Por ejemplo, las personas LGBTIQ han tenido también una participación muy activa en este proceso político.

La Iglesia ha tenido un papel muy importante en esta crisis, ¿Cómo ha sido tener que marchar junto con la Iglesia y otros sectores con los que nunca tuvieron un buen vínculo?

Sí, la Iglesia es la mediadora del diálogo. Yo al principio tenía mi resistencia por la historia con la Iglesia y porque influyó mucho en la penalización del aborto terapéutico. Pero cuando empezás a conocer a los obispos vinculados con la resistencia, han demostrado una coherencia bárbara y han puesto sus cuerpos y sus vidas al frente. El monseñor Báez, por ejemplo, tiene un compromiso en esta crisis muy tangible, vos sentís el compromiso de ellos. Y bueno, una dice estamos en una crisis contra una persona que está matando a los chavalxs y la Iglesia tiene un poder histórico muy fuerte en este país; cualquier cosa que la Iglesia pueda hacer va a tener una influencia. Entonces las feministas hemos marchado junto con la Iglesia porque la reconocemos como un actor clave en la salida de esta crisis, porque venimos de una herencia católica y Nicaragua le da mucha fuerza a eso. Además este gobierno le tenía cierto respeto a la Iglesia, pero ahora ya no. Los obispos tienen amenazas de muerte y campañas de difamación igual que todxs nosotrxs. Ahora todos estamos así, pero el diálogo verdadero viene después. Nosotras vamos a volver a hablar del aborto, y ¿Cuál va a ser la postura de la Iglesia?

Cuéntame sobre la campaña de protesta del Pico Rojo, que ha tenido tanta repercusión nacional e internacional

Ah, eso fue genial. Marlin Chow, feminista histórica de Nicaragua, cae presa con unas compañeras. Estando en la cárcel la Marlen se pinta el pico y le pasa el lápiz labial a las otras. La policía en esos interrogatorios busca indagar quién financia la resistencia, porque ellos tienen esa narrativa de que esto es un golpe financiado. En ese momento el interrogatorio es para que digas todo, hasta lo que no sabes. Entonces cuando le preguntan a la Marlen a qué organización pertenece, ella dice que es de la Asociación del Pico Rojo, que son todas las que están presas en ese momento, y haciendo alusión a Claribel Alegría, una poeta nicaraguense. Entonces, cuando la Marlen sale de la detención, la anécdota se vuelve una nueva forma de resistencia. Es como botar esta narrativa del gobierno. ¿Qué organización va a estar detrás de mí? Lo que está diciendo es que no hay nadie detrás de ella, es el mismo pueblo que dijo ya basta. Y empezamos a viralizar imágenes de muchas personas con sus labios pintados de rojo.

Llama la atención el carácter irónico que tienen estas manifestaciones en medio de un contexto tan difícil ¿Cómo lo logran?

Es lo mismo que pasó con los globos. Como la represión es tanta, salir a la calle muchas veces no es una opción. Como protesta la gente ha tirado globos azules y blancos, y ha sido una estupidez ver a los policías explotando los globos en la calle. Lxs nicaragüenses somos MUY creativxs. Se empezó a leer en las redes: 'aparecen globos terroristas', 'los globos financiados por Estados Unidos'. Un periodista sacó una frase que dice: 'los tenemos locos'. Usar el azul y blanco en este momento es sinónimo de delito. También está Don Alex que sale a correr todo el tiempo vestido de azul y blanco. Este señor cae preso, sale, y vuelve a correr. Lo que te dice es que estamos cansados, y vamos a seguir, y a seguir, y a seguir, hasta que se vayan. Pero nos mantenemos también desde la risa… los “memes” nos han alentado.

¿Cómo se suman lxs jóvenxs?

Muchos de los actores que ahora se están involucrando no es que tenían apatía política, pero sí tenían apatía a lo partidario ¡Y cómo no! tenemos diputados que tienen casi 39 años en el poder desde que volvió la democracia a este país. Y la gente desde sus distintas miradas está comenzando a habitar la política y la está renombrando, es como reapropiarnos de este proceso que es definitivamente histórico. Y creo que para todos lxs chavalxs que conforman estos nuevos movimientos universitarios, que no vienen de procesos de formación política, esto ha sido una gran escuela, una escuela en las calles, resistiendo y acompañando.

Para terminar ¿Qué lecciones le está dejando esta resistencia feminista en Nicaragua, al resto de Latinoamérica?

Yo creo que lo principal es que ha unido diferentes movimientos, la Unidad Nacional Azul y Blanco está muy fuerte. Tenemos agendas y posicionamientos muy claros, y tratamos de hacer comunicaciones cada vez que hay algo importante que decir o hay que tomar una postura. Se han creado campañas de solidaridad internacional muy fuertes, estuvo el Grito Feminista por Nicaragua en México, España, El Salvador, Argentina... Ha habido mucha solidaridad feminista con el feminismo nicaragüense y con la situación de Nicaragua. También esa solidaridad internacional hizo posicionar a Nicaragua en el mapa porque mucha gente no tenía ni idea lo que estaba pasando aquí y gracias a las conexiones de los feminismos con otros movimientos ayudó a que la situación de Nicaragua sea más conocida fuera.
Yo anduve en un encuentro del Fondo de Acción Urgente y las compañeras de África están denunciando los raptos y secuestros de las mujeres en sus países, y a ellas les llamaba la atención cómo nosotras habíamos enfrentado esta crisis con tanta fuerza. Para mí es por nuestra historia, muchas de las feministas mayores fueron parte de la revolución sandinista y en su momento ayudaron a crear los comités de solidaridad internacional. Esos vínculos han renacido y se han vuelto a utilizar. Esa conexión histórica ha sido muy importante. Estamos recordándole al mundo que “las redes salvan vidas” y que necesitamos “acuerparnos” en este momento.


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